UN PARQUE CULTURAL PARA VILLAR DEL HUMO

El día 3 de mayo del presente
año 1995 se dio un gran acontecimiento histórico-cultural
en Villar del Humo, con la inauguración del Parque Cultural. Para
celebrar este acto tan importante, se llevaron a cabo distintas actividades
culturales en las que participaron relevantes personas de esta área,
destacando la figura de don Antonio Beltrán, gran especialista en
Arte Rupestre Levantino y excelente conocedor de los abrigos de Selva Pascuala
y Peña del Escrito. No obstante, se echó de menos la presencia
de la doctora Anna Alonso, quizá la más estudiosa y mejor
conocedora de todos los abrigos rupestres localizados en esta población,
como ha demostrado en numerosas publicaciones de gran difusión y
también en esta revista.
Alguien podría preguntarse
en qué consiste un Parque Cultural y no iríamos desencaminados
si dijéramos que quizá sea la mejor solución para
proteger, conservar y difundir los Bienes de Interés Cultural, integrados
en su propio paisaje, como «nuestras» pinturas rupestres. Un
Parque Cultural recoge aspectos arqueológicos (en nuestro
caso, las pinturas). También aspectos naturales, como paisajes,
vegetación, fuentes, ríos y otros. Aspectos etnográficos:
chozos, casas de campo, rentos, barracas, etc. Pues bien, todo ese conjunto
de elementos tan difíciles de localizar en un espacio reducido,
los reúne Villar del Humo.
Para la puesta en marcha del
mencionado Parque, se ha llevado a cabo una primera actuación con
personal de este pueblo, dirigido por un grupo de arqueólogos turolenses
encabezado por Octavio Collado. Esta primera fase ha consistido en: protección
de los abrigos pictóricos de forma distinta a como estaban;
señalización
en la que se nos indica dirección, proximidad y paraje donde nos
encontramos; realización de sendas discretas que nos llevan
desde los caminos principales a los puntos de interés; por último,
colocación
de atriles junto a los abrigos donde se exponen calcadas las figuras
del covacho y su descripción.
También se ha dotado al
Parque Cultural de miradores que nos invitan a divisar las bellas
imágenes paisajísticas, casos de Peña del Escrito
y Torre Balbina. Se han reconstruido y recuperado los viejos
chozos de Selva Pascuala, Torre Balbina y las fuentes de estos dos parajes,
para refrescar a los visitantes. Se ha creado un área de recreo-merendero
en Selva Pascuala entre variada arboleda compuesta de chopos, pino rodeno,
tilos, robles y otra rica vegetación.
Ante la pregunta de quién
se beneficia del Parque, yo respondería que la sociedad en general,
que demanda de las administraciones públicas el uso y disfrute de
los recursos naturales y culturales, y el pueblo en particular, que puede
ver frenada la marcha de algunos jóvenes a otros lugares en busca
de trabajo, además de sentir la satisfacción de ver cómo
se protege y cuida su patrimonio, que es también patrimonio de la
Humanidad.
César R. N.